martes, 13 de enero de 2009

"El truco de las ovejas" por Antonio Manuel

Como buen anarquista, mi abuelo desconfiaba de todos los dioses convencionales menos de uno: la ciencia. En verdad, había cambiado una religión por otra y con idéntico proselitismo quería convertirme. Todavía recuerdo alguno de los chascarrillos que utilizaba para demostrarme la impunidad de las matemáticas y lo equivocadas que estaban las sagradas escrituras. Como el de las ovejas.



    Mi abuelo cogía once papelitos y me contaba que un pastor se los dejó en herencia a sus tres hijos. Al mayor le dio la mitad; al mediano, la cuarta parte; y al pequeño, la sexta. El reparto se sometía a una sola condición: las ovejas debían quedar vivas y enteras. Pero a los hijos no les salían cuentas sin sacrificar alguna. Estaban a punto de quebrantar la voluntad de su padre cuando apareció otro pastor amigo. El mayor le contó el problema y el buen hombre le dio la solución: toma una oveja de las mías y vuelve a partir. Mi abuelo añadía un papelito. Ya eran doce. El hijo mayor tomó seis; el mediano, tres; y el pequeño, dos. En total, once ovejas. El pastor recuperaba la suya y los hijos salían ganando. Todos felices.

    Mi abuelo, más que ninguno. Sonreía como un prestidigitador victorioso mientras recogía los papelitos. Y yo aplaudía sorprendido. Mejor dicho: embaucado. Timado. Estafado. Porque no era un cuento: era un truco. Mi abuelo me engañaba sin saberlo porque él mismo estaba engañado. Creía que la oveja de ida y vuelta ponía fin al cuento. Pero esa oveja de más no era la solución: era el problema.

    Por eso tampoco me creo el nuevo modelo de financiación con el que Zapatero ha seducido a la práctica unanimidad de Presidentes autonómicos. Ya no me asombra la audacia con que representa el papel de pastor amigo, sino la simpleza y candidez de los que se lo han tragado.

    Desde Aguirre a Ibarretxe. A todos les ha prometido más de lo que reciben ahora y a todos conforme a los criterios que ellos mismos han exigido. La propuesta toma la población como referente principal con las correcciones de superficie, dispersión, insularidad, envejecimiento, edad en la atención sanitaria y edad escolar. Igual que los hijos del pastor, las Comunidades Autónomas recibirán más de lo que al principio les correspondía con las cuentas justas. Pero para que cuadren es necesario que Zapatero tenga guardada una oveja en la manga. Todos sabemos que no la tiene. ¿Dónde está el truco?

    Cuando el pastor repartió la herencia dejó una porción sin dueño. Porque un medio, más un cuarto, más un sexto, no hacen la unidad. Al añadir la oveja y redondear, los hijos se apropiaron de esa parte. En el documento del 30 de diciembre de 2008, además de los distintos Fondos de Convergencia para igualar, Zapatero ha incluido unos “recursos adicionales” para desequilibrar.

    Unas cloacas de dinero clandestino para que la oveja de alguien se la coman otros. Esa oveja se llama deuda histórica y era de Andalucía. En el fondo mi abuelo tenía razón: las matemáticas no engañan. A los ingenuos, sí. Y a los sumisos, también.

    Antonio Manuel Rodríguez Ramos (Almodóvar del Río, 1968)
    Escritor, músico, jurista, y activista social, cultural y político. Doctor en Derecho y Profesor de Derecho Civil en la Universidad de Córdoba.


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