Con motivo de los Mercados
Artesanales que el Ateneo Andaluz organiza con el objetivo de apoyar al
artesano en ese pequeño aflorar de los oficios y las manufacturas tradicionales,
relegados hasta ahora por la economía de mercado, como para potenciar el
comercio local en la zona centro de Dos Hermanas, nos acercamos al puesto de Tomás Rivas, nazareno y artesano del cuero, que cada viernes coloca en la calle San Sebastián.
Tomás Rivas, artesano
del cuero.
A Tomás no lo coge de nuevo esto de la
artesanía, pues a los veintidós años aprendió el oficio en un taller de
bisutería, dónde confeccionaban piezas con alpaca, nácar, cristales y piedras
semipreciosas. Después ha sido florista, administrativo, y tras un periplo de
oficios varios, como por ejemplo, trabajar en la fábrica de latas y envases de
Dos Hermanas, decide en el año 92 –con los artificios explosivos de la EXPO haciendo sonar las cajas
registradoras- abrir su propia empresa en el sector de la construcción. Una
pequeña empresa, con apenas cinco trabajadores, especializada en reformas y
obras menores, que resiste bien la crisis del 93, y sigue funcionando a buen rendimiento
la siguiente década. Pero el reciente
derrumbe financiero, y el crack inmobiliario - como a otros tantos miles de
empresarios del sector- lo precipitan al cierre definitivo. Dice que a su edad
y ante las perspectivas laborales que tiene, no le queda otra que recuperar su
oficio de juventud.
En su puesto se aprecia el cuero como elemento
predominante, cuenta que llegó a él por mediación de unos amigos, también
artesanos, y se decidió porque es un material que no pasa de moda y que tiene
siempre mucha demanda. Pulseras, cordones trenzados, collares, llaveros… todo
con cuentas e incrustaciones de zámac bañado en plata, carteras, monederos, y
unos hermosos bolsos que todo el mundo se detiene a admirar, y que algunos,
incluso compran.
Confiesa que se siente bien con su nuevo/viejo oficio, que está a gusto
en su puesto, y que aunque lo que más le gusta es trabajar en su taller, sabe
que también tiene que salir a vender el producto de sus manos. Aprecia la
iniciativa del Ateneo, y dice que debería haber más mercados como éste, que mantengan
una regularidad, porque la gente te va viendo y así tienes un sitio dónde pueden
encontrarte.
Julián Portillo es periodista y coordinador de las Tertulias
literarias del Ateneo Andaluz
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