viernes, 26 de enero de 2018

MURILLO LLENÓ LA ALMONA



El pasado jueves 25 de enero, unas 200 personas tuvieron el privilegio de asistir a la conferencia que organizaban los Colectivos Artísticos Ventana Plástica y Alyamal, y la Asociación cultural Ateneo Andaluz, impartida por el Catedrático Emérito, D. Enrique Valdivieso, historiador del arte y especialista reconocido internacionalmente de la pintura barroca sevillana.

En conmemoración del 4º Centenario del nacimiento del artista sevillano Bartolomé Esteban Murillo, D. Enrique es uno de los componentes del Comité Experto en relación al denominado Año Murillo, en el que se desarrollarán diversos eventos y exposiciones

El Salón de Actos del Centro Cultural La Almona se llenó de público para asistir a la conferencia magistral del Profesor Valdivieso. D. Enrique situó la época, en la Sevilla del S. XVII, Edad de Oro, a la psicología de sus mundanos y populares personajes inmortalizados para siempre, donde podíamos hablar de una auténtica ciudad cosmopolita y próspera con una población de 120.000 habitantes de procedencias diversas, y a causa de una fuerte epidemia de peste se ve reducida a 60.000.

Valdivieso presentó a un Murillo no sólo pintor de escenas religiosas por encargo, como la mayoría de los pintores y escultores de la época, que nacionalcatolicismo atrapará el imaginario de su pintura religiosa hasta convertirla en una estética para devocionarios, sino también el gran pintor de la vida cotidiana en la Sevilla que le tocó vivir. Murillo tuvo muchos encargos de ricos comerciantes y burgueses de toda Europa cuyos temas eran de índole costumbrista y amable, Escenas de una Sevilla que, aunque ya no tenía la vida rica y populosa de antaño, se caracterizaba por sus gentes que en su mayoría, pese a las penurias sobrevivía, tenían un carácter alegre de mirada limpia, en la búsqueda pictórica de una belleza edulcorada.

Valdivieso nos transportó a esa Sevilla, mostrándonos obras menos conocidas por el público en general en nuestro país, donde los protagonistas son en su mayoría niños, unos "de la calle" y otros "de familia" en actitudes cotidianas de su vida, donde se muestra igualmente el virtuosismo de un maestro que ya era en su momento, artista de reconocido prestigio internacional.

D. Enrique se dirigió al público en actitud distendida, coloquial y amena, manteniendo el interés y curiosidad de los espectadores hasta el final. Si leer y estudiar a Valdivieso ya de por si es un disfrute, escucharle un regalo.




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