Organizado
por el ATENEO ANDALUZ de Dos Hermanas, participamos durante los cuatro días
festivos de la semana santa, del 1 al 4 de abril de 2010, en una visita
cultural y turística a Marruecos, que resultó una experiencia muy interesante.
La
expedición estaba compuesta por 103 personas, saliendo y realizando todos
los desplazamientos en dos autobuses. El
cronista se desplazó toda la gira en el autobús número 2 y a ello se referirá,
dado que le consta que hubo diferencias entre las actitudes de los guías de uno
y otro autobús.
Cuando
aún no habían puesto las calles, a las 5:25 de la mañana estábamos
prácticamente todos los expedicionarios en la esquina del Ateneo, subiéndonos
al autobús, con una cara que reflejaba una doble sensación: por un lado, un
sueño agobiante; por otro lado, cierta
relajación al comprobar que no se había perdido el autobús, que aunque nadie lo
dijera, era la preocupación que apenas permitió pegar ojo en toda la noche a la
mayoría de la gente. ¡Vaya horita y
vaya nochecita…!
A
las 5:35 estábamos saliendo para Algeciras, dando un ejemplo de puntualidad que
ha estado presente en todo el viaje. En
la expedición había todo tipo de gente, pero destacaban, desde el punto de
vista del cronista, una gran mayoría de personas con evidente interés cultural
por el viaje. De hecho la convivencia
fue magnífica en todo el viaje.
Sobre
las 7:05 hicimos la primera parada en un área de servicio de Alcalá de los
Gazules para desayunar y, como decía Raschid, el buen guía que tuvimos en el
autobús dos durante toda la excursión en Marruecos, para hacer una parada
“hidráulica”. A las 8:25 estábamos en
Algeciras, preparándonos para subir al barco.
Éste partió a las 9:05, realizando una buena travesía, con la mar calma,
llegando a Ceuta a las 10:20. En la
frontera marroquí estuvimos hasta las 12:45 (10:45 hora local), demorándose los
trámites aduaneros cerca de dos horas y media, entre otras cosas, además de por
la lentitud magrebí, porque una pareja del autobús número uno se habían dejados
olvidados en casa los carnet de
identidad y hubo que buscarle soluciones.
Finalmente
se quedaron en Ceuta y al día siguiente les llegaron los carnets desde Dos
Hermanas y realizaron un circuito distinto, con visitas a Tetuán y Tánger,
encontrándonos en Chouen el día de retorno.
A instancias del Ateneo, la agencia de viajes se portó muy bien, buscándoles
una ruta alternativa para que no se quedaran sin viaje, puesto que la
responsabilidad era exclusivamente suya y en otros casos se suelen desentender
del problema.
Tras
salir del engorro aduanero, nos trasladamos a Larache, donde estaba prevista
una visita a la ciudad, que no se pudo hacer más que a vista de ventanilla de
autobús, por la tardanza en la frontera, comiendo a las 14:45 (12:45 hora
local) en el Restaurante AL KHOZAMA típica comida marroquí, que no estaba mal,
aunque tampoco fuera para cantarle una saeta.
Aquí una pregunta especial del cronista: ¿como pueden comer tan
tranquilos sin una Cruzcampo fresquita?.
En fin, a sufrir tocan.
Tras
la comida seguimos viaje para Fez sobre las 16:45 (14:45 hora local), donde
llegamos sobre 21:50 horas (19:50 hora local), tras hacer una parada “hidráulica
“ y cafetera en una venta, donde pudimos comprobar el valor real del euro, a
diez dírham, al margen del cambio oficial.
Los pasteles de este sitio tenían muy buena pinta…
Fez
es la tercera ciudad de Marruecos, después de Casablanca y Rabat, con una
población de unos 950.000 habitantes, capital de la región de Fez-Bulman
y de la prefectura de Fez. Está situada en la región
antiguamente llamada Hispania Nova. Es una de las cuatro ciudades
llamadas imperiales junto a Marrakech, Meknés y Rabat. En Marruecos
está considerada como el centro religioso y cultural del país. Su universidad,
famosa por el estudio del árabe y la religión musulmana, la convierten en punto
de paso de un gran número de estudiantes marroquíes.
La
ciudad se divide en tres zonas, Fez el Bali, la zona antigua, dentro de las
murallas, Fez-Jdid, la zona nueva, donde se encuentra la Mellah , el barrio judío, y la Ville Nouvelle
(Villa Nueva), la zona francesa en el noroeste de la ciudad. La medina de Fez el
Bali, la mayor de las dos de la ciudad, es la mayor zona peatonal del mundo, y
fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981. La ciudad cuenta
con los servicios del Aeropuerto Saïss.
Fez
es de las inmemoriales ciudades imperiales, quizás sea uno de los símbolos más
importantes de Marruecos. Cuenta con calles laberínticas y la Medina de Fez el-Bali
(antiguo Fez) es de los mayores emplazamientos medievales que existen
actualmente en el mundo, y las puertas y murallas que le rodean potencian su
magnificencia.
Nos
alojamos en el HOTEL TGHAT, un Hotel de cuatro estrellas, situado en la Avenida de las Reales
Fuerzas Armadas (toma ya) de Fez. El Hotel un poco vetusto estaba bastante
bien, con habitaciones muy amplias y una buena comida de buffet. Al cronista le tocó en suerte una habitación
que más bien parecía un piso completo
(que ya lo quisieran mucha gente en Chipiona o Rota), con un buen cuarto
de baño, con retrete separado, saloncito con tresillo, etc. No sé si por curiosidad para ver lo amplia
que era la habitación o porque se alojaba también en tan extenso espacio, el
segundo día por la noche se encontró el cronista con una visitante que adoptaba
la forma de una cucaracha, a la que aplastó en un gesto de incivismo y falta de
hospitalidad.
Por
cierto, si alguien va al Hotel, no os fiéis de lo que os digan los conserjes
respecto al acceso a Internet, PORQUE HAY WIFI LIBRE en las habitaciones. Ellos te dicen que solo en el cuarto que hay
en Recepción y con cable de red, pero es una maquiavélica mentira. El cronista tuvo la mala suerte de que el día
que llegamos se había caído el servidor y al probar el acceso en la habitación
y no dar señal, le preguntó al Conserje y éste le dijo que solo en la
habitación de marras junto a la
Conserjería , con lo que se aguantó y se limitó a pasar unas
horas encerrado en dicho habitáculo, hasta que el tercer día le dio por probar
otra vez y, milagro moruno, funcionaba perfectamente en la habitación. Más se perdió en Larache… Ese día después de cenar sobre las 20:30
horas locales, la mayoría se fue a la cama, agotados y agotadas por el viaje y acordándose
de los ancestros del que puso la horita de salida.
El
segundo día, 2 de abril de 2010, nos
levantamos a las 6:30 (a partir de ahora
serán siempre las horas locales), desayunamos a las 7:00 y las 8:00 estábamos
todos y todas limpitos y limpitas y lavaditos y lavaditas dispuestos y
dispuestas a comernos Fez. (¿Cuándo se
creará un neutro que defina a los hombres y a las mujeres a la vez?). Tras amplias explicaciones de Raschid en el
autobús, nos encaminamos a la puerta principal del imponente Palacio Real de
Fez.
El
Palacio Real es impresionante, propio de una monarquía ancestral y cuasi
absolutista como ha sido la marroquí.
Junto al Palacio están los barrios judíos y andaluz, formados por los
expulsados de España, especialmente de Andalucía y Toledo, por los Reyes
Caóticos( perdón, católicos). Por
razones de programación no pudimos pararnos
a hacer una visita al barrio andaluz, con lo que nos quedamos un poquito
frustrados. Ya tenemos una excusa para
volver a Fez...
Después
nos trasladamos a la Medina
de Fez, que es la mayor zona peatonal del mundo, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981, realizando una
amplia, detallada y documentada visita. La Medina es realmente
interesante y muy viva, rodeada de
murallas, de gran actividad, a pesar de que al ser viernes (el equivalente a
nuestro domingo), había bastantes tiendas cerradas. Empezamos la visita por la puerta de Bab
Boujlloud, cuyos azulejos dan la bienvenida en color azul y la despedida en
color verde y visitamos desde fuera alguna Mezquita y el interior de la Madraza de Bou Irania, una
enorme Universidad de gran prestigio educativo en Marruecos y en el propio
continente africano.
Además
de un amplio recorrido guiado por la
Medina , visitamos algunos talleres de trabajo artesanal,
donde además de ver los trabajos de los artesanos, nos tratan de vender
productos de los que supongo que se benefician los guías, como pasa con todas
las excursiones turísticas del mundo.
En
este caso visitamos un taller de telares y pañería, un taller de orfebrería, un
taller de tintado, curtido y venta de artículos de piel y una tienda de venta
de alfombras. Muy espectacular es el lugar donde tiñen y curten las pieles, en
uno patios que se pueden ver desde balcones, con unas especies de bañeras, con
las combinaciones de colores donde se introducen las pieles, para dejarlas
secar posteriormente, que por cierto despiden un olor bastante naseabundo.
En
plena calle de la Medina
de Fez se produjo el desmayo de una expedicionaria, impresionada por la sangre
que observó al ver que mataban delante de ella a un pollo en un puesto de la Medina. Fue un breve
mareo sin trascendencia ninguna. Al cronista le llamó la atención el curioso
sistema de recogida de residuos sólidos urbanos en la Medina , mediante burros con
grandes alforjas, aunque sea evidente que por aquellas callejuelas no se puede
mover casi ningún tipo de vehículo motorizado que pueda cargar la basura.
Comimos
en otro restaurante típico marroquí, en la misma Medina, una buena comida,
aunque el anunciado “espectáculo de folklore” brilló por su ausencia. Tras la comida y la visita a la tienda de
alfombras que le siguió (creo que no compró nadie), nos trasladamos al Hotel,
aunque un buen número de expedicionarios nos quedamos en el Boulevard Hasan II,
para hacer compras en la zona comercial moderna (la francesa dicen allí) de
Fez. Nos trasladamos a la Avenida Mohamed V
que es el centro comercial de la ciudad y posteriormente volvimos paseando
hacia el Hotel. Según la teoría del guía
Raschid, en todas las ciudades de Marruecos la calle principal y comercial se
llama Mohamed V o Hasan II y cuando se quiera ir al centro de la ciudad, solo
hay que preguntar por estas calles. El
cronista añadiría que también le acompaña la Avenida de las Reales Fuerzas Armadas, que
observó en todas las ciudades.
Después
de la cena a las 20:00 horas, algunos expedicionarios nos animamos a visitar la Discoteca del Hotel,
donde estuvimos cerca de hora y media.
Cuando llegamos sobre las 22:00 horas no había nadie, llegando gente a
partir de las 22:30. ¿Los precios?, un
poquillo de pasada, no tanto por el precio en sí, sino por la escasez del
contenido de las copas. Un Bailey 7,00
euros; un Chivas 12 años, 6,50 euros (curiosa diferencia). Pero la cantidad de líquido parecía vertida
con cuentagotas…
El
día 3 de abril de 2010, nos levantamos nuevamente
a las 6:30, para desayunar a las 7:00 y salir a las 8:00 con destino a
Volúbilis, que es una antigua ciudad romana
situada a 33 km
al noroeste de Meknes
(Mequínez), al pie del monte Zerhun y a 4 km . de Mulay Idris,
la ciudad santa de Marruecos. El yacimiento arqueológico de Volubilis es
posiblemente el yacimiento romano mejor preservado de esta área del norte de
África. Fue incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de Unesco en 1997.
Según
Wikipedia, parece ser que la ciudad fue fundada por los cartagineses
en el siglo III a. C. La ciudad, con el nombre de Oulili, que parece
ser una deformación de «oualili» ('adelfas' en bereber), en algún momento pasó
a formar parte del reino de Mauritania y se convirtió en una de las
capitales reales de Juba II. En el año 40, Roma se anexiona Mauritania tras el
asesinato del rey Ptolomeo por el emperador Calígula y
Volubilis pasa a formar parte de la provincia de Mauritania Tingitana, con el estatus de
municipio y gobernada por diunviros.
Con
una prosperidad basada en la producción y comercio de aceite (se han
encontrado numerosos restos de prensas de aceite), trigo y de animales
salvajes destinados a los circos, Volubilis se convirtió en la principal ciudad del
interior de la provincia y un importante centro administrativo, residencia de
los procuradores de la provincia. Consecuencia de su prosperidad, la ciudad fue
dotada de bellas construcciones, como una basílica,
un foro, templos, un
arco de triunfo... Según el Itinerario de Antonino Pío, Volubilis se
encontraba situada a 144
millas romanas de Tingis y a 4 de la última ciudad
romana del interior, Tocolocida. Durante el reinado de Marco
Aurelio, Volubilis se rodea de una muralla.
Sin
embargo, hacia 285, Diocleciano decidió abandonar los territorios de la
provincia situados al sur de Lixus (actual Larache) y los
funcionarios romanos dejaron el área, replegándose hacia Tingis, la capital
provincial. Sin embargo, la retirada del imperio no hizo que Volubilis fuese
abandonada (de hecho, el latín siguió en uso hasta la conquista de la zona por los
árabes en el siglo VIII), aunque sí que cambiará radicalmente el poblamiento de
la ciudad. El acueducto
dejó de ser mantenido y tras su avería y los habitantes de la ciudad
abandonaron las zonas altas para aproximarse al río. La población se asentó en
la parte oeste de la ciudad y construyó una muralla que separaba la parte
habitada de la abandonada, la cual se ocupó con cementerios.
En
631, los árabes toman la zona, instalando una guarnición en Volubilis. En 789, Idrís I,
el fundador de la dinastía idrisí y bisnieto de Mahoma, escapa de
los abasidas y
se asienta en Volubilis, que recupera su antiguo nombre de Oulili. Con la
fundación de Fez por Idris II
(808), Volubilis pierde su importancia, declinando definitivamente en el siglo
XVIII. A principios de siglo, el segundo sultán alauita, Muley Ismail, desmanteló
prácticamente todos los edificios emblemáticos de la ciudad para aprovechar sus
materiales en la construcción de los palacios de la nueva capital de Mequínez,
que estaba construyendo. El terremoto de 1755 fue el golpe de
gracia para la ciudad, que se encontraba prácticamente despoblada.
La
visita fue extraordinariamente interesante por el buen estado de muchos lugares
y de varios mosaicos y da la impresión de que aún queda mucho por descubrir en
ese lugar. El guía local tenía el
aspecto de un pedigüeño, pero demostraba amplio conocimientos históricos. En la foto que se adjunta no está bailando
sevillanas, sino explicando algo. El
cronista se encontró una hoja rota y vieja de una hoz, que dejará en el Ateneo
como recuerdo vivo de esa visita, en la ilusión de que tenga mucha
antigüedad.
Tras
la vista que duró una hora y cuarto aproximadamente, nos dirigimos hacia Mulay Idris
la ciudad santa, que está en lo alto de un monte, pero a la que no entramos por habernos retrasado
en la visita a Volúbilis, limitándonos a hacer fotografías desde la
carretera. Por cierto, los paisajes
hasta Meknes eran muy bellos, rodeando un gran pantano.
Al
llegar a Meknes paramos para ver una vista panorámica de la ciudad rodeada de
murallas por todos lados. Nuevamente
nos encontramos con las murallas del Palacio Imperial, de una amplia extensión
y comimos en un espléndido restaurante, que tenía unas hermosas vistas y una
decoración muy bella.
Meknes
es un ciudad del norte de Marruecos ubicada al pie de las montañas del Atlas Medio
y se encuentra en medio de un valle verde, al norte, a unos 130 km de Rabat, la capital de
Marruecos y 65 km
al oeste de Fez. Está conectada por la autopista A2 a esas dos
ciudades y es la capital de la región de Meknès-Tafilalet, siendo una de las
cuatro ciudades imperiales de Marruecos. El río Boufekrane atraviesa la ciudad
y separa la medina
(ciudad antigua) de la ciudad nueva.
Tiene cerca de 600.000 habitantes.
Desde 1996,
la Unesco ha
designado a Meknes (Mequinez) como parte del Patrimonio de la Humanidad, por su
carácter representativo de un complejo urbano y arquitectónico de una capital
del Magreb del siglo XVII,
que combina de manera armónica elementos de diseño y planificación islámicos y
europeos.
Meknes
está situada en una de las mejores zonas agrícolas y productivas de Marruecos,
lo que la convierte en un punto importante para el comercio, la agricultura,
y la artesanía.
El sector industrial juega también un papel preponderante en la economía de la
ciudad. Las principales industrias son las industrias agroalimentarias, el textil y la
producción del cemento
y los productos de construcción. En
Meknes se celebra la más importante Feria Agrícola de norte de África y en
estos días se estaban montando los stands.
Tras
la comida, giramos visita a los enormes Graneros históricos de la ciudad, para trasladarnos a la plaza de la Puerta de Al-Mansur, donde
está el Mausoleo Moulay Ismael: edificado por Ahmed Eddahb, que alberga la
tumba del Moulay Ismael, importantísima figura religiosa de Marruecos.
En esta imponente puerta nos dejó el autobús y
nos concedieron unos escasísimos 45 minutos para paseo, compras en la Medina , etc. Allí hay una plaza muy grande y al ser
viernes, había todo tipo de grupos de comerciantes, domadores de serpientes
(literal), peleas de gallos, etc. Todo ello daba una imagen muy propia del país
en el que estábamos.
Tras
ese breve tiempo de visita volvimos a Fez y al Hotel, donde la mayor parte de
los expedicionarios se acicalaron con ropajes árabes comprados al efecto para
acudir a la Fiesta
Árabe concertada previamente, con cena y espectáculo. Sobre esta experiencia no puede comentar
nada el cronista porque no asistió, cenando en el Hotel y manteniendo una larga
y agradable conversación cultural con algunos expedicionarios.
El
día siguiente, 4 de abril, nos levantamos a las 6:00, desayunamos a las 6:30 y
a las 7:30 de la mañana estábamos subiendo al autobús para trasladarnos
a Chauen (por todos lados pone Chefchauen). Está situada en el noroeste del país, en las
estribaciones de las montañas del Rif, cerca de Tetuán. La ciudad fue fundada en 1471 en el
emplazamiento de una pequeña población bereber.
Su población original estuvo compuesta sobre todo por exiliados de Al-Ándalus,
tanto musulmanes
como judíos,
razón por la cual la parte antigua de la ciudad tiene una apariencia muy
similar a la de los pueblos andaluces,
con pequeñas callejuelas de trazado irregular y casas encaladas (frecuentemente
con tonos azules), especialmente de las
Alpujarras. Sus habitantes nativos se parecen físicamente, por lo general,
también más a los habitantes del otro lado del Estrecho de Gibraltar que a la mayoría de los
magrebíes.
Chauen está construida sobre un pequeño valle. La parte más antigua de la
ciudad crece hacia lo alto de la montaña, y en el punto más alto se encuentran
los manantiales de Ras al-Ma. El centro de la ciudad es la plaza de Uta
al-Hammam, en la que se encuentra la Alcazaba y una mezquita con
una torre de base octogonal. Otro punto emblemático de la ciudad es la Mezquita de los
Andaluces. La ciudad nueva se ha construido más abajo de la ciudad antigua.
Chauen
fue durante siglos una ciudad considerada sagrada, donde se prohibía la entrada
a los extranjeros. Por esta razón se ha mantenido con pocas alteraciones toda
su fisonomía medieval. Los cambios en la estructura urbana y poblacional de
Chauen son muy recientes. Fueron las tropas españolas las
que abrieron Chauen al tomar el control de toda la zona norte de Marruecos para
instaurar el protectorado concedido por la Conferencia de Algeciras (1906) y definido por
el tratado hispano-francés de 1912. Cuando los españoles llegaron, la ciudad tenía una
importante población judía sefardí que hablaba judeoespañol. Chauen fue una de las
principales bases del ejército español, y en esta ciudad se arrió la última
bandera española en 1956.
Como en otras ciudades que pertenecieron al protectorado español, gran parte
de sus habitantes sabe hablar español. Chauen estuvo bajo control de la República del Rif y en donde estuvo a punto de
producirse otro desastre de las tropas españolas a la hora de retirarse
debido a la gran ofensiva del Ejército del Rif.
Tras
la comida iniciamos el camino de retorno para Ceuta, pasando la frontera con
mucha menos tardanza que a la ida, pero perdiendo el barco de las 18:30, por lo
que tuvimos que esperar para subir al de las 20:00 horas, que en realidad salió
a las 21.15, debido a la gran cantidad de pasajeros que desembarcaron
procedentes de Algeciras y que embarcamos para ese destino. La travesía fue buena, con el barco lleno de
gente hasta los topes.
Cuando
salíamos del puerto de Algeciras nos encontramos la desagradable sorpresa de
que un grupo de árabes estaban cortando la carretera e impedían la salida del
autobús, al parecer como protesta porque el autobús que habían contratado no
había llegado. El incidente duró muy
poco tiempo, emprendiendo el viaje de retorno a Dos Hermanas, sin paradas tras
haberlo acordado previamente. Sobre las
12:30 horas llegamos a la esquina del Ateneo, dando por finalizado el viaje.
En
conclusión, el viaje ha sido muy positivo en casi todos los sentidos, bien
organizado, con un buen equipo humano pendientes de todos los aspectos
organizativos y nos ha permitido adquirir nuevos e importantes conocimientos
sobre nuestros vecinos del sur.
Experiencia para aconsejar y repetir.
Antonio
Morillas
Cronista
ocasional - mayo de 2010
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