Subimos por el sendero, donde ya se apreciaban algunos minerales llamativos, sobre todo para quien no ha visto nunca minerales de hierro. Entre ellos destaca el oligisto por su brillo plateado, sobre todo en las formaciones de pizarra a los lados del sendero. Aunque también otros mas difíciles de identificar como goethita, limonita, pirolusita ( que puede ser confundida con un fósil vegetal), ya la preciosa malaquita, cada vez mas difícil de encontrar en este lugar.
Llegamos hasta un mirador junto a una gran fosa, la cual contenía de forma testimonial algo de agua, pues aun no ha llovido lo suficiente. Seguimos recto, rozando una zona de jaras, hasta toparnos con una fuerte pendiente, llena de gravilla que el grupo pasó sin problemas.
Continuamos avanzando hasta atravesar unos túneles y llegar a una explanada de paredes verticales. A la derecha, una cueva en cuyo techo hay un orificio y que nos llamó la atención la cantidad de colores que mostraba, verdes, rojizos, amarillentos.. Por lo que se le conoce como cueva de los colores. Volvimos a la explanada y fue donde decidimos almorzar y descansar un poco.
Posteriormente un sendero a nuestra derecha lleno de cornicabras, cerezos, rosales, algunos tipos de helechos y donde destaca el roble melojo o rebollo (quercus pyrenaica), alcornoques, encinas, madroños, durillos y diversidad de jaras nos llevó hasta una escalera de peldaños de madera por la que descendimos a un llano rodeado de paredes repletas de agujas de rocas de diferentes formas, y grietas de donde se obtenía el mineral. El desfiladero fue girando a la derecha hasta desembocar en una senda que conectaba con el lugar donde terminó nuestro camino,dirigiéndonos hacia las casas de los ingleses donde nos despedimos y nos pusimos a pensar la próxima salida.
2 comentarios:
Que buen paseo!!!!!!
¿quién me dijo algo de mi botella de agua? Elena.
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